Editorial
Costa Rica atraviesa momentos difíciles en términos económicos. Ahora, la pandemia mundial por la COVID-19 ha aumentado esa problemática. Puso en riesgo los flujos de capital y provocó una contracción en los diferentes sectores económicos. Como consecuencia, los representantes del estado se han estado viendo en apuros y por ello, han iniciado una carrera en la búsqueda de recursos para paliar la situación fiscal. De ello, se desprende la decisión de la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa la cual plantea un recorte de hasta ¢6.400 millones de colones al presupuesto del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ).
La Asamblea Legislativa parece ignorar el impacto socioeconómico que implican las reducciones presupuestarias a este ministerio. Estos recortes no son viables, llevarían al cierre técnico de una serie de instituciones y programas pertenecientes a este ministerio y que benefician a cientos de personas en todo el país.
Esta decisión del legislativo ha generado en el sector artístico costarricense disgusto e indignación, la cual se ha manifestado de diferentes maneras, con post en redes sociales, declaraciones a los diversos medios de comunicación y la convocatoria a la vigilia (con velas y coronas fúnebres). La misma se realizará frente a las instalaciones del Ministerio de Cultura y Juventud, en la cual participarán artistas, docentes, gestores culturales y otros trabajadores de las artes nacionales.
A esta fecha, la presidencia tampoco ha brindado una respuesta clara al clamor de más de 30 agrupaciones de artistas, quienes exigen al gobierno que se reconsidere este proyecto. Para este efecto suscribieron una carta al presidente Carlos Alvarado y a los diputados de las distintas fracciones. Dicho documento señala el peligro que este recorte implica, entre los puntos más importantes: piden al presidente contar con su representación en el diálogo multisectorial nacional, plantean que habrá un retroceso de ocho años en los presupuestos de esta cartera y el inminente cierre técnico de muchas de nuestras instituciones adscritas al MCJ.
El recorte pone al descubierto la falsa idea de que el presidente Alvarado prioriza la cultura y el arte, como lo han hecho creer a la opinión pública. Peor aún, su discurso refleja una minimización de las consecuencias directas que tendrá sobre las instituciones. Las repercusiones se harán sentir en el Centro Nacional de la Música, Sistema Nacional de Bibliotecas, Archivo Nacional, Centro de Cine, Teatro Nacional de Costa Rica, Teatro Popular Melico Salazar, entre otras, como lo declaró Sylvie Durán Salvatierra, Ministra de Cultura y Juventud.

El impacto, simboliza también otra pérdida más para el sector turístico ya que afectará de manera directa a los museos de nuestro país. Un ejemplo de ello es el Museo Precolombino, el cual recibe la visita de gran cantidad de turistas al año y podría cerrar sus puertas en pocos meses. Su director, Carlos Aldunate, advierte sobre las consecuencias que traería este ajuste en la institución que lidera, ya que, sin contenido presupuestario, se pone en riesgo toda la actividad del museo, con un posible cierre como resultado.
Las autoridades no ha comprendido aún que este recorte presupuestario golpearía también, de manera directa, a una cantidad importante de organizaciones comunitarias. Estas trabajan en zonas rurales, territorios indígenas y con comunidades en condiciones de vulnerabilidad social, estos sufrirán los primeros recortes. La ministra de cultura asegura que el panorama tiende a empeorar pues los programas educativos y fondos concursables se perderán.
El estado no puede hacerse de la vista gorda ante el hecho de que se avecina un aumento en las tasas de desempleo, esto no comulga con su discurso. Los creadores artísticos están en riesgo de desaparecer ya que esta decisión los deja sin posibilidades de reactivarse económicamente. Además, se debilita la cadena de consumo, lo cual significa un fuerte golpe a la población en general. Para Kyle Boza, representante de la Asociación de Grupos Independientes de Teatro Profesional (Agitep), esta es una de las mayores preocupaciones que enfrenta este sector.
No basta con recibir a representantes de artes y cultura para escuchar sus necesidades. Los intereses de unos cuantos no deben premiar a los de las mayorías, la población logra percibir que existen intenciones ocultas tras esta decisión. Con justa razón, miembros del gremio artístico han alzado sus voces, como lo expresó en redes sociales, el reconocido actor Leonardo Peruchi, quien señala que estos recortes obedecen a un acto de corrupción cuyo objetivo es “dominar al pueblo con la ignorancia”.
Avergüenza que uno de los sectores más representativos de este país y el que protege el patrimonio tangible e intangible de la patria se vea a las puertas de un posible cierre técnico. Lovania Garmendia Bonilla, Directora General del Sistema Nacional de Bibliotecas, vaticina el cierre inevitable de las más de 60 bibliotecas públicas en un corto plazo.
Ya es hora de que la presidencia, los y las diputadas se tomen en serio la responsabilidad que les fue encomendada: tomar decisiones en favor de los sectores más vulnerables. Lamentablemente una vez más, demuestran lo contrario: la cultura en este país ha sido la “Cenicienta” cuando de recortes y disminuciones de presupuestos se trata. Prueba de ello es que el año anterior se aplicó a este sector un recorte en ocho partidas de su presupuesto por un total de 255 millones de colones.
El estado debe dimensionar los posibles resultados de esta decisión. Asumir con seriedad las consecuencias políticas, económicas y sociales que implican estos recortes. En un futuro no muy lejano, es el pueblo quien pagará en la hoguera su ignorancia, falta de cultura e identidad. Es un mal momento para agravar la situación actual del país por una decisión arbitraria. La Ministra de Cultura lo señala claramente: “No apostar por la cultura es injusto para mucha gente. Es poco estratégico para todo el país y es crítico en medio de la pandemia”.
