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Señor periodista… Las que vamos a morir lo saludamos

Artículo Por Ruth Torres Montero Ya no tomo una pluma, tomo las teclas. Y tecleo un saludo a usted, periodista, masculino, quién toma la pluma y da el golpe de gracia a los cuerpos de mis congéneres. Yo, su colega, yo, la mujer, lo saludo. Ambos ejercemos la misma profesión y comprendo que «Si un…

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Por Ruth Torres Montero

Imagen tomada de latercera.com

Ya no tomo una pluma, tomo las teclas. Y tecleo un saludo a usted, periodista, masculino, quién toma la pluma y da el golpe de gracia a los cuerpos de mis congéneres. Yo, su colega, yo, la mujer, lo saludo. Ambos ejercemos la misma profesión y comprendo que «Si un medio de comunicación no contiene titulares sensacionalistas, no vende». De manera equivoca, esta pareciera ser la regla de oro para el ejercicio de nuestra profesión.

Por este motivo, los directores de medios y sus pupilos se la pasan escarbando para encontrar noticias amarillistas que publicar. Sí, lo sé, comprendo cómo funciona para usted, es una competencia contra el tiempo y si se trata de víctimas de femicidio hay que sacarle punta. Quizás no sea por machismo, mucho menos podríamos pensar que sea por desconocer el tratamiento adecuado de las informaciones: es un tema de rating. Entiendo perfectamente que de él dependen las ventas: hay que vender más porque la situación está dura y en épocas de pandemia, ni se diga.

Me pregunto constantemente si la necesidad de aumentar el rating justifica la irresponsabilidad que conlleva promover la desigualdad hacia las mujeres, mancillar su imagen y minimizar los actos de femicidio que ocurren en el país. Imagino que no ha sido un tema analizado por la mayoría de “profesionales en la comunicación” (entrecomillo el término ya que a muchos les ha quedado grande, lo digo con el respeto que usted merece, el mismo que también se merecen las víctimas de las que hablamos). También comprendo que por sus múltiples ocupaciones no ha existido el tiempo para pensar en estas pequeñeces, al final de cuentas son solo 26 mujeres asesinadas, de las cuales cuatro eran niñas menores de cuatro años.  

¿Despatriarcar la comunicación? ¿Eso con qué se come? Es obvio que no lo entiende, usted no analiza el tema de fondo, lo que se esconde detrás de los hechos que informa. Tranquilo, no se sienta avergonzado, no es su obligación informarse antes de publicar sus notas.

Tal vez ya se dio cuenta que 26 niñas y nueve niños quedaron huérfanos a raíz de estos femicidios, pero eso no es para tanto ¡gracias a Dios! tenemos la eficaz intervención del PANI. Ellos serán llevados a un albergue y, si les va bien, solo estarán alejados de la familia que les queda por un periodo mínimo, es decir, cerca de seis meses o varios años. No hay de qué preocuparse, ¡de ahí salen como nuevos! ¿Traumas? para nada, ninguno cargará con el estigma social. En poco tiempo tampoco recordarán que su madre fue una victima mas de femicidio (como usted ya lo olvidó) y si algún día se cuestionan el porqué de los hechos, solo deben consultar las publicaciones realizadas por eficaces periodistas como usted que contestan sus interrogantes.

Probablemente, esté pensando que no hay que preocuparse por sus familias, ellos sabrán lidiar con estas circunstancias y si no, pronto aprenderán a hacerlo. Permítame decirle que usted se equivoca, esto no es una desgracia individual. El femicidio es el resultado de la desidia social e institucional que ha premiado a esta sociedad, es el resultado de la histórica vulnerabilidad de las mujeres. El femicidio no es otra cosa más que la última fase de un ciclo de violencia contra cada mujer que ha sido asesinada con fuertes repercusiones para sus familias. Atrás quedan abuelas, madres, padres, amigas, amigos, hijas e hijos, todos tienen que vivir con el terror de lo acaecido. Este es un problema social que crece cada vez que usted lo minimiza.

Señor periodista, ¿acaso no se da cuenta que profesionales como usted siguen recreando en el colectivo la idea de que la víctima es la culpable? Sepa, de una vez por todas, que no hace falta explicar que la minifalda era muy corta, que el escote dejaba entrever parte de sus senos, que estaba en la calle a altas horas de la noche o que le gustaba fumar un puro de mariguana con sus amigos. Su mensaje es claro: “Ellas mismas los propiciaron” y para usted es muy necesario que la población lo entienda.

Yo he visto sus titulares: Las mató por celos, Asesinada por rechazar a exnovio, Celoso quema casa y mata pareja e hija, Mató a la doña por coquetearle a otro… A las cosas hay que llamarlas por su nombre y a esto se le llama femicidio, aún le falta poner el punto sobre las ies. La revictimización se da con sus titulares, con sus comentarios, con las imágenes que muchas veces usted toma de un perfil de redes sociales y que adrede omite el hecho de que las mismas, no están en el contexto del asesinato. Usted revictimiza a cada una de ellas por sus omisiones, y cada vez que se le da voz a otras personas que solo buscan justificar un femicidio.

Imagen tomada de Tribunal de conciencia

 ¿Qué es un tema de cultura?  No amigo, este es un tema de derechos humanos. Usted sigue haciendo parecer natural la violencia sobre nuestros cuerpos. Sus notas rojas están cargadas de frases que desinforman, justificaciones machistas y misóginas de los hechos e imágenes utilizadas con doble sentido.  No quisiera que lo abrace la ley del karma y que topara usted con la “suerte” de que una hija suya se enamore de un Jefe de Tránsito, le robe la inocencia a los 15 años y la asesine a los 19 por enviarle mensajes a un amigo. Tampoco quiero imaginar su indignación cuando algún colega cometa la osadía de comentar en su nota periodística que el oficial se suicidó y esto significa una gran pérdida para la institución en la cual laboraba.

Imagen tomada de Tribunal de conciencia

Como usted ya sabrá, luego de sus exhaustivas investigaciones, las relaciones de poder premian en esta realidad, las relaciones impropias se esconden detrás de ellas. Pero no se confunda, este no es un tema de amor, tampoco de romanticismo ¿Está usted consciente que el riesgo implícito es el hecho de ser mujer? ¿Sabía usted que el machismo mata? Que el acceso a la justicia empieza por deconstruir las conductas patriarcales y sensibilizar a profesionales, como usted, quienes deben empezar por comprender este contexto.

En los últimos meses, una idea ha estado revoloteando en mi mente. En algún momento de la historia, en la antigua Roma, los gladiadores en busca del perdón y para evitar perder sus vidas exclamaron ante el Cesar: “Los que vamos a morir te saludamos”. Me pregunto, ¿será que de ahora en adelante las mujeres debemos emular este comportamiento y prácticamente saludar a nuestro asesino y al periodista que valientemente nos expondrá ante la opinión pública?

El lenguaje no es inocente, si no se usa correctamente se convierte en un arma letal y en este caso el suyo solo permite normalizar la violencia y justificar a un asesino. Uno, que no mato por error sino por machismo. ¿Por qué insistir en violentar a la mujer después de muerta? Señor periodista, permítame decirle que su narrativa es peligrosa, el femicidio es un acto de ejercicio del poder masculino y la exaltación de este no es para nada saludable. Tampoco piense que cada víctima es una lección de moral para la población.

Permítame darle un par de sugerencias, con todo respeto (sí, ese mismo que se merece su audiencia): deje la malicia, recuerde que los morbosos siempre encontrarán el modo de saciar su hambre, no se burle del dolor ajeno y, sobre todo, no olvide que sus publicaciones revelan sus valores. Le aseguro que si sigue mis humildes sugerencias usted podrá dormir mejor el tiempo que se mantenga en el ejercicio de su profesión.

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