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El año que no existió

Sobrevivo a mi falta de memoria con aplicaciones de cosas importantes por hacer y es así como me he dado cuenta del avance. De esta forma, también el mundo ha buscado tener su block de “cosas por hacer” para darse cuenta que avanzamos (sea lo que sea que signifique avanzar).

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A la memoria de muchos que también forman parte de este año, en especial al siempre sabio Tellini y a mi compañero de Champions y gran lector de Sartre, Andrés (el Alto) Martínez.

“… nada hay más vacilante, nada más empírico (cuando menos en apariencia) que la instauración de un orden de las cosas”

Michel Foucault, Las Palabras y las cosas

Intentaba iniciar este ensayo, reordenando la cronología del curso Filosofía de lo Cotidiano. No tenía noción de tiempo porque, ya inició ese espacio raro de diciembre donde todo termina. Un ciclo que hace tiempo todos esperamos como si fuese a desaparecer la Covid-19. En ese afán de hacer un catálogo homérico para saber qué de todo sobrevive en mí, di con el tema a escribir: mi yo mismo, el ordenador. Sobrevivo a mi falta de memoria con aplicaciones de cosas importantes por hacer y es así como me he dado cuenta del avance. De esta forma, también el mundo ha buscado tener su block de “cosas por hacer” para darse cuenta que avanzamos (sea lo que sea que signifique avanzar).

Desde este punto, muchos han pregonado que quieren que se acabe el año porque este no cuenta en los calendarios, ni los años cumplidos o en las metas porque, por supuesto, todos necesitamos concluir la Universidad, ascender puestos y el avance es, quizás, solo hacia arriba. Parto de ello, entonces, del problema de desaparecer este año y cómo esta idea eliminaría muchas nociones cotidianas necesarias para seguir otros años, para no olvidar nuestros muertos, errores y, cotidianizar así como se historiza.

No soy imparcial en decir que las letras, la escritura, la narración es mucho o todo lo que somos pues, mi naturaleza de filólogo, me hace pensar en las letras como un salvavidas de la sociedad y el pensamiento. Sin embargo, a partir de la pandemia, a muchos no nos quedó de otra que refugiarnos en la escritura y lectura como medio de proximidad con el otro.

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Desde este punto, las acciones pasaron a ser acciones escritas, campañas moderadas por tuits, posts, mensajes en general. Una sociedad que vio en el hacer la forma de construir cotidianidad, ahora funcionaba desde la virtualidad. Y por eso, parece interesante profundizar las ideas del producir lo cotidiano. En primer lugar,

“El acceso a la cultura comienza cuando el hombre ordinario se convierte en el narrador, cuando define el lugar (común) del discurso y el espacio (anónimo) de su desarrollo”.

Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer. (México: Instituto Tecnológico y de Estudios de Occidente, A.C., Universidad Iberoamericana, 1996), 9.

Con esto, se puede pensar en una forma de crear historia desde lo cotidiano, desde las acciones individuales. Por ejemplo, las decisiones tomadas a propósito de la pandemia o bien, los aportes en redes sociales que se han hecho mediante conferencias o mediante streaming. La pandemia ha ayudado a generar espacios diferenciales y polifónicos.

Perro, Contención, Teletrabajo, Bichón, Havanese, Lindo
El espacio raro tomó nuestros lugares de descanso y ocio y los convirtió en espacios de trabajo.

Aunado a lo anterior, es importante pensar en el habitar los espacios desde la pandemia. A nivel físico, habitamos el espacio que muchos solo usábamos en periodos de descanso, la casa. Solíamos habitar los espacios comunes exteriores y ahora, ese es el de nuestra casa. Por ello, el cuerpo se confunde pues la carga cotidiana no se ha marchado, sino que ha migrado a los espacios virtuales, habitamos nuevos lugares. Pero depende de nosotros componer nuevas dinámicas a partir de lo siguiente:

“Sobrepone esas maneras y, mediante esta combinación, se crea un espacio de juego para las maneras de utilizar el orden imperante en el lugar o respecto de la lengua”.

Certeau, La invención, I…, 36.

A propósito de la cita anterior, la situación en el primer semestre de la pandemia 2020, implicó un acomodo, apropiación y creación de nuevas dinámicas. Luego de ello, empezó la esquematización del espacio, su toma y su ordenamiento. Ahora habitamos desde otra óptica los espacios físicos y virtuales: una empañada por nuestro aliento en los lentes, uno que usa mascarilla, alcohol en gel y jabón en cada esquina.

Muchos dicen que el tiempo ha transcurrido muy raro, que no han hecho nada y que nada será igual. En efecto, nada es dos veces igual, diría Heráclito, y nuestra pérdida en este año ha sido muy abrupta. Y desde este punto, es importante pensar cada vez que aquí se menciona el tiempo raro como la sensación desconsolante y desubicadora con la que se ha medido, sentido y experimentado el tiempo en pandemia.

Sin embargo, la sociedad se ha adaptado y ha producido cotidianidad desde otras instancias a pesar de este tiempo raro. Se espera producciones artísticas ya con las nuevas normas (nueva temporada de series con mascarilla y uso de alcohol en gel) y, en mi caso, reacciono extraño al ver una película o concierto donde las personas salen sin mascarilla.

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Campaña de Coca Cola «Estando lejos es la mejor manera de estar unidos» así impulsó su marca valiéndose de la nueva normalidad como identificación.

Por consiguiente, tenemos una nueva forma de interpretación, de producir. La cotidianidad ahora se incluye en las producciones publicitarias como anuncios de enjuagues bucales o en las fotografías familiares. De ahí que

“El lenguaje producido por una categoría social dispone del poder para extender sus conquistas hacia las vastas regiones de su medio ambiente…”.

Certeau, La invención, I…, 38.

Nuestras narraciones desde las trincheras escritas han impregnado de novedades todas nuestras producciones, que lo digan las mascarillas personalizadas.

Resumiendo lo anterior, la anulación del año 2020 se presenta como algo precipitado pues, a partir de la adaptación, se han producido espacios novedosos. Se ha tomado lugares virtuales desde otros focos y ha generado cambios en la cosmovisión. Tomo en préstamo la etimología de Crisis como una palabra que identifica momentos de filtro (referencia). La pandemia ha hecho que repensemos y fabriquemos habitaciones desde otros lenguajes u otras herramientas.

Continuando con la idea de desaparecer el 2020, la noción de tiempo y cómo se truquea es importante para entender por qué las personas han llegado a pensar en un año sin avances. Por ello, Bear afirma que

“Time-tricking adds to this by revealing popular, improvised efforts to act on foreclosed or potential futures according to ethical and relational aims (see also Harms 2011)”.

Laura Bear. «Afterword: For a New Materialist Analytics of Time». The Cambridge Journal of Anthropology 34(1), Spring (2016): 126.

El truquear el tiempo es apoderarse de él, moldearlo y potenciarlo. La censura, en este caso, no sería la respuesta. Lo contrario, sería el subrayado, el repensar las acciones desde este espacio raro de pandemia. Hacer, ¿catálogo?

A su vez, desde la misma temática del tiempo, dice Roxana Moroşanu: 

“A shift changeover can thus spark a response in which women negotiate between different temporal knowledges in order to regain a sense of their body’s and the baby’s actual time”.

Roxana Moroşanu y Felix Ringel. «Time-Tricking: A General Introduction». The Cambridge Journal of Anthropology 34(1), Spring (2016): 19.

A esto, podemos agregar, acorde a la cita anterior, que el tiempo transcurre en distintos cuerpos, madre e hijo o hija. A su vez, a pesar de su conexión infima, viven el tiempo desde otras ópticas y por lo tanto, nosotros vivimos el tiempo también de formas distintas.

Por su parte, el tiempo también se refleja desde la experiencia corporal. Por ejemplo, en Japón, el año de nacimiento se cuenta desde su nacimiento y se suma una cifra hasta terminar el año (365 días) no en la fecha de nacimiento (por ejemplo, 15 de febrero). ¿Se comprende así de forma distinta el tiempo? ¿Se modifica?

El tiempo raro, el tiempo pandémico, ha venido a debatir nuestra noción de tiempo: tengo 30 minutos de café, 1 hora de almuerzo, en bus llego en 1 hora con 15 minutos, así puedo seguir viendo la serie… Ahora, el tiempo nos transversa y no lo logramos enunciar, ni siquiera capturarlo en nuestras listas. Porque el tiempo no es una constante y depende de nuestra narración.

En ese sentido,

“Time consists not only of the social rhythms of the present and how they evolve over time, but also of how the flow of time and one’s role in that flow is imagined”.

Andreas Streinzer. «Stretching Money to Pay the Bills: Temporal Modalities and Relational Practices of ‘Getting By’ in the Greek Economic Crisis». The Cambridge Journal of Anthropology 34(1), Spring (2016): 47.

Por lo tanto, el tiempo se comporta desde el flujo de acciones que nosotros ejecutemos. Por eso, es importante notar las acciones en cadena (pequeñas muestras de colectividad o ayudas a la comunidad por ejemplo), aunque ocurran en un mismo espacio puesto que a veces pasan desapercibidas. También, es importante notar el flujo del tiempo puesto que, al no haber cambios de espacio, se torna difícil su diferenciación.

Sintetizando lo dicho acerca del tiempo, se debe rescatar que olvidar el 2020 no lograría nada. Es necesario, truquear, manipularlo y apoderarse de él. Entender que se ha tomado este espacio-tiempo desde otras formas, que sí ha transcurrido y que, además, pasó por nuestro cuerpo. Por último, el tiempo debe ser notado y anotado, contemplado y sentido. Esto pues, desde el habitar y el narrar, acciones creadoras.

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Volviendo al inicio del problema de este artículo, había topado con un texto de Vice en donde se hacía una lista de acontecimientos del año. La experiencia del olvido del tiempo, de las acciones cotidianas que marcaron puntos de referencia se presenta a partir de la lista. Por ejemplo: algunas personas en Reino Unido comenzaron a quemar torres 5G debido a una teoría de la conspiración que afirma que el 5G provoca COVID-19; la Marina de Estados Unidos publicó tres videos de ovnis; SpaceX de Elon Musk lanzó su primer vuelo espacial con astronautas; fans del K-pop rompieron el sitio web de la Policía de Dallas al inundarlo con fancams; y muchos otros ordenados cronológicamente.

La lista anterior evidencia un entramado muy heterotópico: 

“Las heterotopías inquietan, sin duda porque minan secretamente el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque rompen los nombres comunes o los enmarañan, porque arruinan de antemano la «sintaxis»

Michel Foucalt, Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. (Siglo XXI editores, 1968), 9.

… y no sólo la que construye las frases —aquella menos evidente que hace «mantenerse juntas» (unas al otro lado o frente de otras) a las palabras y a las cosas”. Por ello es curiosa la lista de Vice, son un conjunto de cosas, de situaciones que han formado cotidianidad e historia; son cruciales porque es nuestra fabricación de narraciones, desde el texto, lo más inmediato en pandemia.

En la lista figuran acciones políticas como la cometida contra Floyd a la par de visiones escatológicas de insectos asesinos de China. Es que al ver este paneo de nuestras acciones del 2020, este catálogo, figuramos como humanos, como escritores de historias. Repasar es trucar este tiempo raro, es revivirlo, es experimentarlo desde el espacio estático de una pantalla, es virtualizar y reescribir lo cotidiano para darle su espacio.

En este punto quiero traer tres ejemplos concretos de la generación de cotidianidad, el pasar del tiempo y las modificaciones pandémicas: el rewind de Youtube, el rewind de Spotify y las promesas de fin de año. En primer lugar, hace unos meses la empresa Youtube notificó que no habrá rewind del 2020, un recuento de los mejores productores de contenido de la red social multimedia. Esto lo justificó diciendo que querían sensibilizar y además, no había mucho qué recordar de este año. Esto reavivó la idea de suprimir este año a partir del supuesto no-avance.

El segundo punto es el rewind de Spotify. Ellos hicieron un recorrido empático y sensible por las canciones que se escucharon este año e instaron a ver nuestro avance desde el número de artistas que se descubrieron. Con esto, la empresa de Spotify posiciona este año como uno en el que las personas utilizaron la música para sobrellevar los cambios de la pandemia.

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La cancelación del #rewind de #Youtube llevó a #Youtubers a crear su propio resumen. Es un claro ejemplo de truquear el tiempo y tomar lo cotidiano.

Por último, quiero nombrar el fenómeno del cierre de año, esta lista de deseos y metas que se hacen para el año siguiente. El 2020 frustró muchas de ellas, pero generó otras y en ese checklist de año, hay que destacar avances cotidianos, tal y como se ha venido afirmando en este artículo.

En síntesis, estos tres fenómenos describen actitudes y acciones que forman cotidianidad e historia desde este tiempo raro de pandemia por Covid-19. Censurar no inhibe por completo las acciones que sí ocurrieron, desde un espacio físico reducido y estable, Spotify confirma que sí hubo avances (escuchar nuevos artistas) y, nuestro catálogo melancólico de fin de año nos hará llegar a ello.

Este 2020 no ha sido un año en vano y se debe enfocar desde estos lentes teóricos. Debemos ver la nueva cotidianidad con su gran potencial productivo. Además, no debemos llorar el tiempo, puesto que lo hemos habitado pero, desde otro enfoque. Este año dio su espacio a la comunicación virtual, las narraciones alternativas y nos quitó mucho de lo que amábamos. Pero, esto no debe generar una miopía de acontecimientos cotidianos que nos construyen. El cuerpo estático frente a la pantalla, el generador de memes, el que levantaba la mano en Zoom, el que tuiteaba o compraba entradas para sabotear a Trump, ha logrado mucho. El avance, el tiempo y la cotidianidad nunca más será igual pero, nunca ha sido dos veces igual.

Referencias

  • Bear, Laura. «Afterword: For a New Materialist Analytics of Time». The Cambridge Journal of Anthropology 34(1), Spring (2016): 125-129.
  • Certeau, Michel de. La invención de lo cotidiano I. Artes de hacer. México: Instituto Tecnológico y de Estudios de Occidente, A.C., Universidad Iberoamericana,  1996.
  • Foucalt, Michel. Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. Siglo XXI editores, 1968.
  • Moroşanu, Roxana y Felix Ringel. «Time-Tricking: A General Introduction». The Cambridge Journal of Anthropology 34(1), Spring (2016): 17-2119.
  • Salces, David. «YouTube Rewind 2020 cancelado, ¿consecuencia del coronavirus?». Acceso el 2 de diciembre de 2020, https://www.muycomputer.com/2020/11/12/youtube-rewind-2020-cancelado/
  • Streinzer, Andreas. «Stretching Money to Pay the Bills: Temporal Modalities and Relational Practices of ‘Getting By’ in the Greek Economic Crisis». The Cambridge Journal of Anthropology 34(1), Spring (2016): 45-57.
  • Vice.com. «Estos son los acontecimientos que ya olvidaste sobre 2020». Acceso el 2 de diciembre de 2020, https://www.vice.com/es/article/epdz5n/estos-son-los-acontecimientos-que-ya-olvidaste-sobre-2020?utm_source=vicetwmx.

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