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Banco Central mantiene en 2,7% la proyección de crecimiento del PIB para el 2023 y para el 2024 lo estima en 3,5%

El aumento en las tasas de interés, la incertidumbre y el deterioro en la confianza de losagentes económicos, junto con el impacto de las restricciones impuestas a Rusia poralgunos países occidentales en el marco del conflicto bélico entre esa nación y Ucrania,llevaron a una desaceleración de la economía mundial en el 2022.En forma coherente con…

  • El BCCR prevé que la inflación general retornaría al rango de tolerancia alrededor de
    la meta al final del 2023 y la subyacente lo haría en el primer semestre del 2024.
  • El BCCR mantendrá una participación activa en el mercado cambiario, en procura de
    para restituir las divisas vendidas de previo al SPNB.
  • El ahorro financiero y el crédito al sector privado aumentarían en correspondencia con
    el crecimiento real previsto para la actividad económica y con la meta de inflación.
  • Según las estimaciones preliminares del Ministerio de Hacienda, la mejora en las
    finanzas públicas continuaría en el bienio 2023-2024.

El aumento en las tasas de interés, la incertidumbre y el deterioro en la confianza de los
agentes económicos, junto con el impacto de las restricciones impuestas a Rusia por
algunos países occidentales en el marco del conflicto bélico entre esa nación y Ucrania,
llevaron a una desaceleración de la economía mundial en el 2022.
En forma coherente con el comportamiento de la economía global, en Costa Rica la inflación
tendió a desacelerarse en el tercer cuatrimestre del 2022, en buena medida debido a las
menores presiones derivadas de choques externos, en especial, la baja en el precio de las
materias primas. Adicionalmente, hubo factores internos que reforzaron dicho
comportamiento, entre estos el endurecimiento de la política monetaria. Pese a ello, la
inflación todavía supera la meta establecida por el Banco Central.
En ese entorno inflacionario y de desaceleración de la economía global, la actividad
económica local mostró menos dinamismo en el último trimestre del 2022, tal como se
previó en el IPM de octubre pasado. En el 2022 el PIB creció 4,3% en volumen, tasa que,
aunque es inferior a la del 2021 (7,8%), supera a la variación media del periodo 2010-2019
(3,6%). Además, como es conocido, el elevado crecimiento en el 2021 estuvo influido por
un efecto base, dada la contracción económica en el 2020 como consecuencia de la
pandemia.
El desempeño de la actividad económica incidió de manera positiva en la confianza de los
empresarios y consumidores. Asimismo, permitió la creación de alrededor de 80.000
nuevos puestos de trabajo en el 2022, lo que se tradujo en una reducción de la tasa de
desempleo, aunque esta aún supera su nivel histórico (9,9% entre el 2010 y el 2019). Otros
indicadores del mercado laboral, como el subempleo y la informalidad, igualmente
evidenciaron una mejora.
En el 2022 la mejora en las finanzas públicas fue evidente, explicada tanto por los esfuerzos
para contener el crecimiento del gasto como por mejorar la recaudación. Esta activa política
fiscal en favor de la sostenibilidad de las finanzas públicas ocurrió en un contexto de relativo
alto crecimiento económico y de apreciación del colón que redujo el valor nominal de la
deuda contratada en moneda extranjera.
Según cifras preliminares a diciembre, tanto el resultado primario del Gobierno Central como
el financiero mejoraron en comparación con el año anterior y con lo previsto por el Ministerio
de Hacienda. Consecuente con ello, la razón de deuda a producto se redujo de manera
significativa, lo cual constituye un avance en el proceso hacia la sostenibilidad fiscal iniciado
en el 2018.
En contraste con los resultados positivos antes comentados, en el 2022 el déficit de la
cuenta corriente de la balanza de pagos aumentó en 1,5 puntos porcentuales (p.p.) del PIB
con respecto al año anterior. Este comportamiento es consecuencia, en parte del deterioro
en los términos de intercambio (aunque en el segundo semestre fue menor) y la desmejora
en la cuenta de ingreso primario. Sin embargo, es destacable el desempeño tanto de las
exportaciones, en especial las de los regímenes especiales, como de la cuenta de servicios.
Los flujos de ahorro externo recibidos por el país en ese año permitieron financiar el déficit
de la cuenta corriente y propiciar una acumulación de activos de reserva por el equivalente
a 2,6% del PIB.
Por último, en el cuarto trimestre del 2022 se aceleró la tasa de crecimiento de los
agregados monetarios amplios; sin embargo, se estima que no generarán presiones
inflacionarias futuras, toda vez que crecen a un menor ritmo que el implícito en el
crecimiento real de la producción y la meta de inflación. Además, destacó la contención de
la dolarización del ahorro financiero, lo cual responde, en parte a la restitución del premio
por ahorrar en moneda nacional.
De igual modo, el crédito al sector privado se aceleró en ese trimestre, impulsado por el
componente en moneda extranjera, situación que se asocia con el aumento de las tasas de
interés en colones y con las menores expectativas de depreciación del colón.
Acciones de política del BCCR
Al igual que otros bancos centrales, en el 2022 el BCCR continuó con los aumentos en la
tasa de interés de referencia con el propósito de controlar las presiones inflacionarias.
Desde el inicio del ciclo de aumentos de la Tasa de política monetaria (TPM), en diciembre
del 2021, hasta enero del 2023, dicho indicador se incrementó en 825 puntos básicos
(p.b.), para ubicarse en 9,0% desde octubre de 2022.
También, de acuerdo con lo observado en otros países, el ritmo de ajuste en la TPM
disminuyó en el último trimestre del 2022. En dicho lapso hubo dos reuniones de política
monetaria, el 26 de octubre y el 14 de diciembre; en la primera, la Junta Directiva aumentó
la TPM en 50 p.b., mientras que en la segunda no hubo cambios en el valor de ese indicador.
De igual modo, en la primera reunión del presente año, celebrada el pasado 25 de enero, el
valor de la TPM se mantuvo. El último ajuste efectuado, si bien menor a los realizados en
los meses previos, reafirmó el compromiso del BCCR con la reducción de la inflación.
Como es usual, la Junta Directiva del BCCR fundamentó estas decisiones en un análisis del
entorno macroeconómico, que incluye la evolución prevista de la inflación y de sus
determinantes, así como la valoración de los riesgos alrededor de esas proyecciones.
Particularmente, las resoluciones tomadas en las reuniones mencionadas se sustentaron,
en buena medida, en la desaceleración de los distintos indicadores de inflación (observados
y prospectivos), aunque todavía se ubicaban por encima del objetivo inflacionario, así como
en la necesidad de reducir la probabilidad de efectos de segunda ronda que prolonguen el
período de alta inflación una vez superado el choque externo.
Como complemento a los incrementos en la TPM, el BCCR aprobó un aumento de 3 p.p. (de
12% a 15%) en la tasa de encaje mínimo legal en colones a partir de julio pasado. La medida
contrajo la liquidez de manera significativa; sin embargo, este efecto fue luego más que
compensado por la expansión monetaria asociada a la compra de divisas para restituir parte
de las divisas vendidas previamente al SPNB.
Esa compra se realizó en un contexto de abundancia de moneda extranjera en el mercado
cambiario a lo largo del segundo semestre del 2022 (que continúa en lo que transcurre del
presente año), explicada por distintos factores, entre ellos los ingresos por turismo, la
instalación de empresas de inversión extranjera, la mejora relativa en los términos de
intercambio en esta segunda mitad del año, la menor demanda de divisas por parte de los
administradores de fondos de terceros (en especial, las operadoras de fondos de pensiones)
y la recuperación del premio por ahorrar en colones.
Pese a la activa participación del Banco Central en el mercado cambiario como comprador
neto de divisas, la mayor disponibilidad de dólares llevó a una apreciación de la moneda
nacional en el segundo semestre del 2022, condición que continúa en lo que transcurre del
presente año.
Proyecciones y acciones futuras de política monetaria
Los organismos financieros internacionales, aunque presentan diferencias en sus
pronósticos para el crecimiento mundial en el 2023-2024, coinciden en que la actividad
económica se desacelerará en el presente año, como resultado del impacto de la guerra
entre Rusia y Ucrania y la política monetaria contractiva para contener la elevada inflación,
efectos mitigados en parte por la reciente flexibilización de las medidas sanitarias en China.
Además, consideran que la inflación si bien en el 2023 presentará una trayectoria a la baja,
continuará en niveles relativamente altos. Para el 2024 prevén que tanto la producción
como la inflación mostrarían un mejor desempeño.
Con base en estos pronósticos del contexto internacional y la evolución supuesta para los
distintos indicadores económicos internos, como ya se indicó, el Banco Central mantiene en
2,7% el crecimiento del PIB para el 2023 previsto en el IPM de octubre pasado, en tanto
que para el 2024 estima un crecimiento de 3,5%.
Además, prevé que la inflación general retornaría al rango de tolerancia alrededor de la meta
al final del 2023 y la subyacente lo haría en el primer semestre del 2024, antes de lo
proyectado en el informe de octubre pasado (a finales del 2024 para ambos indicadores);
no obstante, el balance de riesgos de las proyecciones de inflación se inclina al alza.
El déficit de la cuenta corriente como proporción del PIB se ubicaría alrededor de 3,1%, en
promedio, durante el bienio 2023-2024, por debajo del 4,0% registrado en el 2022. Este
resultado, favorecido por una relación de términos de intercambio relativamente estable,
junto con el aumento proyectado en los flujos de ahorro externo para el 2023, permitiría la
acumulación de activos de reserva hasta alcanzar un saldo en torno a 15,6% del PIB en ese
año y a 13,6% en el siguiente.
El ahorro financiero y el crédito al sector privado aumentarían en correspondencia con el
crecimiento real de la actividad económica y con la meta de inflación. El aumento en el
crédito al sector privado sería impulsado por las operaciones en moneda nacional.
Por último, según las estimaciones preliminares del Ministerio de Hacienda, las finanzas
públicas continuarían en la senda hacia la sostenibilidad, con resultados primarios positivos
de 1,6% y 1,9% del PIB y déficit financieros de 3,5% y 3,0% del PIB en el 2023 y 2024, en
el orden respectivo.
Riesgos para las proyecciones
La revisión de las proyecciones de las principales variables macroeconómicas para el bienio
2023-2024 incorpora la mejor información disponible a enero del 2023. Sin embargo, como
en toda proyección macroeconómica, existen factores de riesgo asociados a la evolución del
contexto externo y local que, de materializarse, inclinarían hacia la baja las proyecciones de
crecimiento económico y al alza las de inflación.
Los principales riesgos externos continúan asociados a las condiciones geopolíticas y a un
eventual rebrote del COVID-19 debido a la flexibilización por parte de China de la política
cero COVID, a lo cual se suma el riesgo de que la economía internacional entre en recesión.
En el ámbito local se identifican riesgos relacionados con una convergencia de las
expectativas de inflación a la meta más lenta de lo estimado, así como variaciones abruptas
en el tipo de cambio asociadas a movimientos no consecuentes con la evolución de sus
fundamentales y un menor acceso al ahorro externo en relación con lo programado.
La Junta Directiva del Banco Central reafirma su compromiso con la estabilidad de precios,
como condición necesaria para la estabilidad macroeconómica y, por tanto, para el
crecimiento económico. Por ello mantiene la meta de inflación de mediano plazo, definida
en 3%.
Para tal fin y basado en un análisis prospectivo de los determinantes de la inflación (entre
ellos la brecha del producto, las expectativas de inflación y posibles efectos inflacionarios
de segunda ronda), realizará los ajustes necesarios en su tasa de interés de referencia, en
procura de que la inflación se ubique en valores cercanos a esa meta en el horizonte de su
programación macroeconómica. También con este propósito, gestionará la liquidez del
sistema financiero para tratar de reducir los excesos monetarios y evitar que su persistencia
genere presiones inflacionarias adicionales.
También como lo ha tratado de hacer desde hace varios lustros, mantendrá la comunicación
con el público para explicar la coyuntura económica y los fundamentos de las decisiones de
la política monetaria, cambiaria y del sistema financiero, y así contribuir con un proceso
informado de construcción de expectativas, que facilite la convergencia de la inflación al
objetivo inflacionario.
Por último, mantendrá su participación en el mercado cambiario como agente del SPNB y
para mitigar fluctuaciones violentas en el tipo de cambio, y continuará con el análisis de
eventuales cambios operativos que procuren el mejor funcionamiento de este mercado y
contribuyan al proceso de formación de precios.

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