Una crónica de Cuentos Naturales: La zorra pelona y la danta sagrada

La oscuridad del teatro me envolvía mientras yo, ensimismado, recordaba The Northman. Danzaban en la pantalla espadas chocando, vikingos con miradas feroces, una épica nórdica que me fascinaba. Y sin embargo, una pregunta persistía en mi mente: ¿por qué no le damos la misma seriedad a nuestras propias culturas? ¿Por qué relegamos las historias y tradiciones latinas a la categoría de «exóticas», a algo que «hay que cuidar», como si fueran un niño frágil?

De pronto, la luz del teatro me devolvió al presente. Un proyecto llamado «Cuentos Naturales: La zorra pelona y la danta sagrada» me esperaba. Este propone intelectualizar el arte escénico, convertir la investigación en danza y performance, en una experiencia que invitara a la reflexión sobre la identidad.

Entré al teatro y me encontré con un universo sensorial. Cada esquina rezumaba la meticulosa investigación del director, Baltazar Vincenti. Dos actores, convertidos en animales, daban inicio a la experiencia. Una exposición flotante en la puerta y un sonido exquisito, extraído del propio país, completaba la atmósfera.
La escenografía era una obra de arte en sí misma. Viva, en capas, evocaba la esencia de la tierra costarricense. La danza, versátil y poderosa, narraba una historia sin palabras, una historia que resonaba en lo más profundo de mi ser. Cada detalle se notaba cuidado, incluso, para las partes narradas se incluía un intérprete LESCO.

Al salir del teatro, me sentí transformado. La experiencia me había hecho reflexionar sobre la importancia de reconocer y celebrar nuestras propias culturas. No como algo «exótico» que hay que proteger, sino como un adolescente que ha crecido, que tiene voz propia y que está listo para mostrarse al mundo.
«Cuentos Naturales: La zorra pelona y la danta sagrada» es un ejemplo de cómo podemos tomar las culturas ancestrales de América en serio. De cómo podemos convertirlas en arte, en conocimiento, en una experiencia que nos invite a cuestionarnos, a reflexionar y a crecer. Es una cátedra de abordaje íntimo y a la altura de nuestra cosmovisión.
Es un llamado a despertar, a dejar de lado el pensamiento colonial y a abrazar la riqueza de nuestra identidad. Es una invitación a darle a nuestras culturas el lugar que se merecen, no como un objeto de museo, sino como una fuerza viva que nos impulsa hacia el futuro.
La metamorfosis ha comenzado. El niño que era la cultura autóctona ha crecido. Y ahora, con la fuerza de un adolescente, está listo para conquistar el mundo.

La puesta en escena se realizó los dias 22, 23 y 24 de marzo del 2024 en el Teatro de la Danza con una función única bajo la dirección, coreografía, escenografía e iluminación de Baltazar Vincenti. Interpretado por Sofía Montes Sención, Bruno Camacho-Jiménez, Mariana Gamboa Ramírez y Baltazar Vincenti. Su material se puede acceder en el siguiente link.
