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París 2024: Un Canto a la Diversidad y la Historia

¿Alguna vez se ha preguntado por qué tantas banderas lucen los colores azul, blanco y rojo? En un momento de olvido, podríamos perder de vista la historia de los derechos humanos, la democracia moderna y los padres de la Ilustración. Hoy, con lágrimas de emoción en mis ojos, puedo indicar que la impresionante ceremonia de…

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¿Alguna vez se ha preguntado por qué tantas banderas lucen los colores azul, blanco y rojo? En un momento de olvido, podríamos perder de vista la historia de los derechos humanos, la democracia moderna y los padres de la Ilustración. Hoy, con lágrimas de emoción en mis ojos, puedo indicar que la impresionante ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024 lo recuerda con vigor y esplendor.

Con una puesta en escena que resonó en los corazones de millones, la inauguración de París 2024 transportó a un viaje a través de la historia y la cultura francesas, reafirmando el poder del deporte como un catalizador para el cambio social. La ceremonia, un tejido de imágenes y símbolos cargados de significado, invitó a reflexionar sobre nuestro pasado y nuestro futuro.

Después del tumultuoso evento de Tokio, afectado por la pandemia de COVID-19, París nos brinda una apertura grandiosa, a la altura de la antigua Grecia, donde los atletas llegaban a Olimpia en un espíritu de paz, dejando atrás sus conflictos bélicos. Así, Francia reitera su papel como cuna de nuestra democracia, y lo hace a lo grande.

Para los aficionados al fútbol, el comentario político de Kylian Mbappé (jugador francés emblemático), quien instó a los franceses a votar, resuena como un eco del reciente triunfo de la izquierda en las elecciones de julio, en una Francia que se rebeló contra la extrema derecha. Pero este comentario tiene más validez cuando se piensa en cómo el silencio, incitado por miedo, calla nuestras voces.

El peso de la historia

Desde el inicio, la conexión entre los valores de la Revolución Francesa y los ideales olímpicos fue evidente. La igualdad, la fraternidad y el respeto, pilares de la Revolución, encontraron un eco en el espíritu olímpico de superación y unión. La elección del Sena como escenario principal no fue casual. Este río, testigo de siglos de historia, se convirtió en un lienzo sobre el cual se proyectaron los sueños y las aspiraciones de una humanidad diversa.

Quedó claro que Francia no escatimaría esfuerzos para deslumbrar con su rico bagaje cultural, histórico, artístico y filosófico. Este evento es un testimonio de que la inclusividad y el alzar la voz por quienes no la tienen, defender los derechos y exigir paridad de género en la participación deportiva no deben avergonzar a nadie.

A lo largo de la ceremonia, la representación de cuerpos diversos, a menudo ocultos, fue una constante. En la capital del amor, la belleza y la moda, hay espacio para todos: cuerpos, religiones, etnias y culturas. David Lappartient, presidente del Comité Olímpico Francés, subrayó esta inclusión en su discurso.

La cantante estadounidense Lady Gaga canta una canción en el área del puente Sully antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 en París el 26 de julio de 2024. (Foto de ARIS MESSINIS / AFP vía Getty Images)

La música también jugó un papel crucial en la ceremonia. Francia, sin miedo a mostrar su diversidad, presentó una variedad que abarcó desde pop y música urbana hasta clásica y death metal. Este despliegue resaltó la capacidad del país para albergar tanto ideas conservadoras como progresistas.

Gojira y la Maria Antonieta decapitada

El anuncio de que la ceremonia se celebraría a lo largo de los seis kilómetros del río Sena, en lugar de en un estadio, presagiaba una ruptura con los esquemas tradicionales, y así fue. Francia exhibió sus mejores cartas sin temor a dedicar un segmento completo a la sororidad, desafiando las críticas de quienes tildaron estos esfuerzos de feminismo radical o adoctrinamiento.

El evento se pavoneó de sus artistas y de su legado, mostrando al mundo algunas de las obras más icónicas y fundamentales. Aunque aprecio profundamente el arte latinoamericano, no se puede ignorar la influencia francesa. Incluso se incluyó un guiño (no confirmado) a la producción de videojuegos específicamente a la saga Assassin’s Creed pues un encapuchado al estilo de este videojuego realizó parkour por los tejados de la ciudad.

Un portador de la antorcha corre hoy por encima del Museo de Orsay en París durante la ceremonia de apertura. Peter Cziborra/Pool/AP.

No podía faltar la alta costura, un ámbito en el que Francia es un referente mundial. La ceremonia incluyó una pasarela de moda acompañada por una DJ, y como apertura, se realizó un guiño a «La Última Cena», el tema central de la noche.

Captura de Vanguardia MX

La interpretación de lo que muchos críticos señalaron como «La Última Cena», contó con figuras diversas como drags y fue el punto de controversia. La pieza, ejecutada de manera solemne y respetuosa, demostró que el arte tiene el poder de incomodar y provocar reflexión. Si bien su simbolismo es eclesiástico, su relevancia trasciende como una pieza artística que se puede reinterpretar. ¿Acaso no es el Guernica de Picasso también una reimaginación que desafía las normas?

Destaco con especial alegría el segmento titulado «Sororidad», que presentó esculturas de destacadas deportistas y pensadoras francesas. El uso del arte como hilo conductor de toda la narrativa fue magistral y reafirmó el compromiso de Francia con los derechos humanos y la igualdad.

Más allá de la controversia, la ceremonia fue una oda a la inclusión. Desde atletas de todas las nacionalidades hasta artistas de diversas disciplinas, París 2024 demostró que el deporte es un espacio para todos. La representación de cuerpos diversos, a menudo invisibilizados, fue un mensaje poderoso que resonó en todo el mundo.

En definitiva, París 2024 fue mucho más que una simple inauguración. Fue una celebración de la historia, la cultura y la diversidad humana. Al combinar elementos tradicionales con innovaciones contemporáneas, la ceremonia nos mostró el camino hacia un futuro más justo y equitativo. Un futuro donde el deporte, el arte y la cultura se unen para construir un mundo mejor.

Así que, cuando se pregunten por qué tantas banderas se parecen a la de Francia, eche un vistazo a esta ceremonia. Luego, investiga sobre la Revolución Francesa y la Ilustración, y reflexiona sobre cómo en aquella época se levantó la voz y, a veces, rodaron cabezas. La gran lección es que no debemos avergonzarnos de nuestra historia, debemos conocer nuestra identidad y defender siempre los derechos humanos con orgullo.

Durante la ceremonia se iluminan la Torre Eiffel y los anillos olímpicos. Lionel Buenaventura/Piscina/AP.

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